lunes, 17 de marzo de 2008

Comentario: "TENDENCIAS EN EDUCACIÓN EN LA SOCIEDAD DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN"

El artículo que comentaré a continuación tiene como título “Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información” y pertenece al autor Jordi Adell, profesor de la Universidad Jaume I. La referencia bibliográfica es la siguiente: Adell, J. (en prensa). Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información. En M. Area (Coord.): Educar en la sociedad de la información. Bilbao: descleé de Brouwer.

Situado el texto, expondré los puntos esenciales que regirán mi comentario, entre los cuales se encuentran los objetivos del texto, la estructura del mismo (donde señalaré las partes principales y los conceptos esenciales de cada una de ellas), la conclusión del autor y su postura frente al tema que defiende, y por último el análisis del texto (en el que mostraré la propuesta del autor, si ha sido conseguida o no, y mi opinión sobre ella).

Una vez declarados, de manera general, los pasos fundamentales del presente comentario personal, pasaré a exponer detalladamente cada uno de ellos:
En primer lugar hablaré de los objetivos principales del artículo, entre los cuales cabe destacar: la gran importancia que aporta el autor a la clara definición del concepto “Nuevas Tecnologías”, derivando de esto la creciente concienciación popular que debería promoverse de su enorme utilidad en la sociedad actual (destacando el ámbito educativo, en el que se centrará exclusivamente más adelante); también intenta hacernos ver que la tecnología posee con la sociedad una relación recíproca de dependencia, ya que la primera surge por las exigencias y/o necesidades que aparecen socialmente y al mismo tiempo las innovaciones tecnológicas transforman dicha sociedad (y el mundo en general); y por último nos destaca la necesidad de promover estas nuevas técnicas en la educación y de sus grandes aportaciones (avances) a este campo, favoreciendo de este modo el acceso generalizado a la información y, por tanto, facilitando la adquisición de conocimiento.

En segundo lugar, pasaré a comentar la estructura interna del texto, que se basa esencialmente en seis partes principales:
La primera de ellas es una introducción del tema que desarrollará posteriormente, donde Adell nos muestra de qué manera se introducen en nuestra sociedad las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, afirmando con respecto a esto que son producto de la adaptación de nuestro entorno a las nuevas necesidades (ya sean reales o influídas por la sociedad) que se nos presentan, hecho que implica no sólo la transformación de dicho entorno sino también la del propio ser humano. Por tanto, derivado de ello nos dice que las tecnologías están tan perfectamente integradas en nuestras vidas que sólo nos damos cuenta de su existencia cuando desaparecen. Dicho esto, el autor finaliza este punto con una primera introducción de lo que defenderá más adelante en el artículo, que no es otra cosa que hacernos conscientes de las implicaciones que estas nuevas tecnologías de la información y la comunicación comienzan a tener en la educación (además de en nuestro día a día, en el marco de la sociedad actual): no son únicamente un recurso didáctico, están cambiando todo el amplio mundo educativo, hecho que deriva en la posible necesidad de redefinir la metodología e incluso las prioridades de los docentes.

La segunda parte se titula “La evolución de las tecnologías de la información y la comunicación” y pretende ser un repaso de los distintos periodos tecnológicos que marcan nuestra historia (desde los años sesenta), centrándonos en la tecnología de codificación, almacenamiento y recuperación de la información, con el fin de hacernos comprender las numerosas transformaciones que estamos viviendo en nuestro tiempo. De este modo, el primero de estos cambios tecnológicos radicales fue la aparición del lenguaje oral tal y como lo conocemos hoy, capacidad que nos ha posibilitado el hacer públicos nuestros pensamientos y deseos, así como también y fundamentalmente comunicarnos con los demás y acumular el conocimiento (aunque sólo de palabra); la segunda gran revolución tecnológica fue el surgimiento de la escritura, con la que apareció la posibilidad de transferir ese conocimiento acumulado a nuestros sucesores y la necesidad -a la larga- de aprender a leer y a escribir; el tercer gran cambio se debió a la aparición de la imprenta, significando la posibilidad de producir y distribuir textos en masa, con lo que cabe destacar la inmensa influencia que ha tenido esta innovación en el mundo actual ya que a través ella se ha difundido el conocimiento y las ideas de un modo sorprendente; y por último, la cuarta revolución es en la que nos encontramos actualmente, los medios electrónicos y la digitalización: se trata de un avance en que destaca fundamentalmente la rapidez en que viaja la información (superando a la de su propio portador) que a su vez ha supuesto mayor facilidad para procesarla y manipularla. Por último, Adell finaliza este segundo punto exponiendo un aspecto que ya ha sido mencionado anteriormente: estos cambios tecnológicos responden a las condiciones sociales y económicas en que nos encontramos que hacen posible su desarrollo, su transferencia y sobretodo su aplicación.

El tercer gran punto es llamado “Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación”, y como indica este título, aquí el autor nos define detalladamente el concepto de NTIC y destaca sus rasgos principales. A continuación nos habla de cuáles son sus posibilidades y su alcance, destacando como ejemplo más claro la Internet que hoy conocemos y utilizamos con normalidad. Por último este apartado finaliza hablándonos de la digitalización de la información, un avance de suma importancia ya que supone un cambio radical en el acceso a la misma (al variar el soporte que sirve como vía de ésta) y que, en consecuencia, a la larga cambiará también nuestros hábitos en relación al conocimiento y a la comunicación, promoviendo a su vez un cambio en nuestra manera de pensar.

La cuarta parte del artículo se titula “Algunas repercusiones de las nuevas tecnologías” y en ella el autor nos expone algunas de las consecuencias que estos avances tienen en nuestro día a día. Así pues, entre ellas destacan la explosión de la información que nos llega a las personas a través de los medios electrónicos, hecho a tener en cuenta puesto que implica el saber seleccionar aquella que consideramos de mayor relevancia con el fin de evitar la saturación de la misma, y la necesaria concienciación de evitar la habitual confusión a la hora de considerar la mera información como conocimiento, a lo que se debe dar respuesta a través de la educación. Por otro lado, una segunda consecuencia de los avances tecnológicos es el ilimitado alcance de la información en el espacio-tiempo, ya que con ellos ya no es necesario que los sujetos coincidamos en un mismo lugar y tiempo para poder transmitirnos información (que a la larga se puede convertir en conocimiento). Y ya para finalizar este apartado, una tercera consecuencia es la interactividad, factor de gran importancia en el campo educativo, ya que supone la posibilidad de que emisor y receptor intercambien sus roles con la transmisión mutua de mensajes (como es, por ejemplo, las “aulas virtuales” de las que, en referencia a mi propio caso, me he convertido en partícipe activa).

El quinto bloque se llama “Hacia la sociedad del aprendizaje” y se divide, a su vez, en cinco apartados de los que hablaremos más adelante. Este bloque comienza afirmando que en el sistema educativo la tecnología no tiene un papel relevante para las tareas que allí se llevan a cabo, lo que hace necesario un cambio radical en este tratamiento secundario a la tecnología para alcanzar la sociedad del conocimiento y del aprendizaje permanente, que no es otra que el fin de la actual sociedad de la información. Pues bien, dicho esto, comentaremos a continuación cada uno de los cinco apartados de que se compone este punto, de una manera general (es decir, sin centrarnos en cada uno por separado):

En primer lugar, Adell nos informa sobre la continua y rápida evolución de la sociedad, hecho frente al cual se evidencia una continua formación que en la sociedad actual de la información precisa de las innovaciones tecnológicas no sólo como contenido a estudiar sino también como medio para hacer llegar dicho contenido. Con esto relacionamos el hecho de que la información deba estar igualmente al alcance de todos, sin discriminación alguna por motivos económicos (que ocurre habitualmente): el papel de la escuela pública no ha de ser otro que garantizar el derecho a la educación democrática. De hecho, de lo que se trata es de utilizar la tecnología de la información para crear en nuestras escuelas un entorno que propicie el desarrollo de individuos interesados y comprometidos en su propio aprendizaje.

Por otro lado, cabe destacar que la deslocalización de la información y la disponibilidad de nuevos canales de comunicación afectan sobretodo a las instituciones superiores, posibilitando la formación a distancia sin una exigencia del factor presencial a las clases. Esto permite que las redes no sirvan únicamente como vehículo para hacer llegar a los estudiantes el material de estudio, sino también para crear un ambiente multimediático de comunicaciones entre profesores y alumnos, así como también entre los propios alumnos. Aquí Adell menciona la visión de diversos autores que abogan por la desaparición de las clases presenciales como sistema básico de enseñanza/aprendizaje y su sustitución por el autestudio, opinión que respeta sin dejar a un lado las posturas que defienden la conversión de las escuelas en entornos que promuevan alumnos con interés sobre su propio aprendizaje, como ya hemos dicho. Con esto queda claro que estos nuevos entornos de enseñanza/aprendizaje exigen nuevos roles tanto por parte de profesores como de estudiantes: los profesores deben ceñirse al papel de guía y consejero sobre las fuentes apropiadas de información, de selección de la misma, etc., así como utilizar las nuevas herramientas y ayudar a sus alumnos a utilizarlas; y los estudiantes ya no son meros receptores pasivos de las explicaciones monótonas del profesorado sino agentes activos en la búsqueda, selección y asimilación de esa información.

Una vez explicados los apartados que componen este quinto bloque, pasaremos a comentar el último punto al que el autor denomina “Corolario: Educar es una tarea centrada en el futuro”. Éste consiste en una reflexión que se centra en que la escuela ha de adaptarse a los nuevos tiempos y situaciones, es decir, se plantee un nuevo ajuste acorde con las exigencias actuales, teniendo en cuenta que los niños de hoy en día reciben mucha información de los medios de comunicación a los que están expuestos diariamente y que, en consecuencia, las nuevas tecnologías están transformando el mundo. A esto cabe añadir la importancia que el autor otorga al factor de igualdad social frente al acceso a la información, afirmando que las nuevas tecnologías nunca deben dar pie a desigualdades del tipo que sea.
Pues bien, expuesto este breve resumen de las ideas y los apartados fundamentales del artículo que nos ocupa, hablaré de mi opinión acerca del mismo, así como de la postura del autor y su propósito. En primer lugar he de decir que, a mi parecer, Adell ha conseguido lo que se proponía con este escrito, que no es otra cosa que otorgar una mayor concienciación sobre la evolución de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como de sus repercusiones en la sociedad en general, pero sobretodo las que se refieren al mundo educativo. De hecho, sí que es cierto que, como ha afirmado a lo largo del texto, la educación es un sector tradicionalmente poco dado a novedades y cambios (sobretodo tecnológicos), y teniendo en cuenta lo inmensamente rápido que cambia y evoluciona la sociedad (y en consecuencia nuestra forma de actuar y de pensar), los docentes hemos de enseñar a los estudiantes a vivir en el mundo digitalizado que les rodea y por tanto adaptarse a las nuevas exigencias de su entorno, ya que tarde o temprano tendrán que utilizar -de un modo u otro- estas innovaciones tecnológicas (si es que no las usan ya en casa).

Y es que hemos de ser conscientes que este cambio radical con respecto a la educación tradicional no ha de darse únicamente en los estudios superiores, como yo solía pensar antes de leer el presente artículo, sino que ya desde pequeños nacemos y nos apropiamos de esta nueva tecnología que se implanta en nuestra vida cotidiana como algo normal, sin mayor importancia que la casi “desesperación” en caso de perderla. Ahora bien, en mi opinión, el hecho de que estos avances constituyan o den lugar a nuevos métodos didácticos no ha de dejar a un lado métodos tradicionales como la libreta y el bolígrafo, ya que si bien los niños deben aprender desde cortas edades a manejar el “ratón” del ordenador, también deben formarse en la lectura y escritura, procesos para los cuales el ordenador ofrecería una ayuda secundaria.
Por tanto y para finalizar este comentario, diremos que de lo que se trata, personalmente, es de globalizar nuestra visión acerca del nuevo mundo digital en que vivimos, y es mediante la educación que lo podemos y debemos conseguir, una educación que forme individuos integrados en su sociedad y adaptados al mundo que les rodea, proporcionándoles un sin fin de recursos de acceso a la información pero también técnicas para la selección de la información relevante y para la asimilación e interpretación de la misma, favoreciendo asimismo la formación de personas críticas.

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